Ánimo Julen!
Hoy
vuelvo de nuevo a reencontrarme con mi pequeño blog para tratar de compartir mi
fuerza y mis esperanzas con la familia del pequeño Julen, en otra jornada que
se hace dura y eterna.
Hoy
quiero sumarme a través de estas letras, a las miles de personas que viven con
el corazón encogido y los ánimos en un puño durante la operación de rescate
internacional más triste y más descomunal que jamás he observad, a
contrarreloj, para intentar que no decaiga la esperanza, que las lágrimas no empañen
otra madrugada más en los noticiarios españoles, amenazando con adornar de
crespones negros un artículo más de los que dan vida al blog presente de ese
escritor.
Las horas transcurren lentas, los días
se hacen amargos, sopesando si fue el destino o la fatalidad quienes se han
aliado en tan aciago trance. Desde la mente de un padre, dese la experiencia de
un miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, que conoce el fundamento de
tales trabajos, deseo estar al lado de todos aquellos voluntarios y compañeros
que al límite de sus fuerzas, continúan trabajando para que podamos seguir
creyendo en los milagros, para que de algún modo, podamos mañana despertar con
una sonrisa satisfecha en la cara, pensando que lo imposible también puede
suceder, que los esfuerzos valieron la pena… ¡ánimo Julen!, aguanta…
Con la certeza de que éstas líneas no
aportarán más que otro comentario, con la penuria de saber que no ayudarán a
retirar arena y escombros en la montaña, para ganar unas horas que se antojan
totalmente cruciales, deseo invertir mi fe y mis energías, al margen del
destino, de la suerte y de la lógica, en pensar que en unas horas celebraremos
con vítores las desgarradoras jornadas que todos esos héroes, venidos de
rincones de todo el mundo, están invirtiendo por dotarle a esta historia de un
final felíz…, ¡gracias amigos!, ¡gracias compañeros!... ¡ánimo Julen!
Ávila, viernes 18 de enero de 2019
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