"SOMOS
IGUALES"
Dedicado
a todas las mujeres del mundo
E
|
stoy
viajando durante un instante con mi mente, y recuerdo hasta donde mi memoria es
capaz de alcanzar, haber sido testigo de muchas cosas revolucionarias para los
humanos, a veces buenas, a veces malas.
He lidiado muchas cruzadas personales en
mi vida, la mayoría de ellas para arreglar pequeños errores o mejorar aquello
que ya había construido tiempo atrás, con mejores o peores consecuencias, pero
esa vida nunca me advirtió que algunos de aquellos desafíos llegarían a poner
en duda algunos de mis ideales, creados con una sana fe y con esperanzas de
crecer intelectualmente en todos los sentidos frente a la sociedad actual.
Los hombres han sido capaces de dominar
el mundo, y dentro de él, al resto de los hombres; han sido capaces de volar
como los pájaros, observando el mundo bajo sus alas; han sido capaces de vencer
a la muerte, salvando la vida de semejantes condenados por accidentes o
enfermedades terribles; han sido capaces de llegar a la Luna, y plantearse
llegar a Marte..., pero una gran cantidad de ellos nunca fueron capaces de
valorar algo que estaba tan cerca y les era tan necesario como la mujer.
En esta carrera de logros, avances,
desafíos y crecimiento personal hay hombres y mujeres, siempre los ha habido,
en ocasiones con nombre propio por ambas partes, por lo cual, si en el concepto
general de los hombres y los humanos, existe algo tan maravilloso como la
mujer, deberíamos plantearnos qué está ocurriendo en la sociedad, por qué se destruye
de un modo ilógico y compulsivo algo que forma parte de nosotros mismos, de
nuestra propia naturaleza.
En pleno siglo XXI, cuando ya hemos
dominado y superado la carrera espacial para conquistar el universo, no tiene
razón de ser que se discrimine a una mujer por el solo hecho de ser de sexo
opuesto, por ser diferente. El hombre, que entre sus exigencias personales,
debe imponerse a sí mismo la defensa y cuidado escrupuloso de un ser tan
especial y tan carismático, como es la mujer, no puede en absoluto tolerar que
sean ellas mismas las que nos recuerden que están ahí, que son dañadas,
discriminadas y destruidas, para ser tenidas en cuenta.
Hemos de considerar de manera paralela,
que del mismo modo que el resto de hombres en el mundo, todos tenemos madres,
hermanas, hijas, esposas..., una razón que nos condiciona para valorar a
cualquier en el mundo, con la misma disciplina y moralidad que nos gustaría que
valorasen a esas familiares femeninas, tan directamente nuestras.
En la época presente, no podemos aceptar
que se emplee la cobardía, en una ofensa contra una mujer que gasta todo su
valor y sus recursos en su defensa; no podemos aceptar que se obsequie con la
muerte, a una mujer cuyo cuerpo está generando la vida, ni podemos perdonar que
se deje de compensar económicamente a una mujer, que además del trabajo gratis
que realiza en su propio hogar, es capaz de rendir laboralmente lo mismo o más
que muchos hombres...
Invito al mundo a empeñarse en esta
nueva cruzada, que en mi caso yo me debo imponer, y animar a todos los hombres
a plantearnos ese ideal de valoración femenina, a cambio de que ellas no bajen
el listón de ese valor y esa identidad exquisita que les caracteriza, como el
regalo más extraordinario que Dios concedió a la Creación, para hacer entre
todos que la Humanidad valga realmente el precio que le deseamos poner.
Gracias.
Ávila,
8 de marzo de 2018.
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