domingo, 6 de septiembre de 2015

LA LEYENDA DEL CAPITÁN.- Nace la historia II.



             Un fin de semana, "La Leyenda del Capitán", traspasó las fronteras de mi ciudad natal, y se presentó en la ciudad de Salamanca. A través de un amigo, una francesita ya entrada en años, Janet Renou, contactó conmigo para hacerme una pequeña entrevista sobre navegación en veleros clásicos −es que en la universidad hay de todo, mira−, porque deseaba aprender el español más de cerca. En compañía de otro amigo mío, Miguel, quedamos en un bar, tomamos algo y hablamos de barcos, como vengo haciendo con tantas personas a lo largo de tantos años. Mi legajo estaba ya en las manos de una joven estudiante, a quien se lo habían pasado de manera casual una semana antes, fotocopiado.

             Aquella noche, el grupo de amigos salimos a tomar unas copas por la ciudad, y de ruta pasamos a visitar a aquel puñado de estudiantes femeninas que compartían el piso. La protagonista de la escena era una linda joven, no recuerdo qué estudiaba..., sus amigas comenzaron a reír de un modo sospechoso al conocer al autor de la obra, en vista de que la aludida se ponía un poco colorada, y el lector preguntará, ¿y por qué se puso colorada?, es sencillo, porque cuando había leído mi historia, se había echado a llorar a lágrima viva como una chiquilla, por culpa de la muerte de su protagonista, provocando las risas de sus compañeras, y las de los integrantes de nuestro grupo, y de manera conspiratoria, sin decirme nada, mis amigos me habían llevado para que la conociese en persona.... Finalmente, la muchacha me censuró que hubiera matado al personaje de aquel modo, y me preguntó por qué debía morir.... Le dije, "porque la historia debía ser así", no cabe más explicación. Una novela, a veces, es muy parecida a la vida real...
 
Tercera portada 1991
            Siempre me he preguntado cuándo nace un escritor realmente, ¿cuando escribe una historia, o cuando esa historia llega al corazón de sus lectores?, supongo que el auténtico éxito de una obra, es dejar un dulce recuerdo en las personas, que pervivirá en ellas para el resto de su existencia.
 
            En el futuro, "La Leyenda del Capitán" sería leída durante años y años, por muchas más personas en muchos lugares, de dentro y de fuera de Ávila, también de fuera del país, pero poco a poco, el paso de los años y los avatares de la vida, fueron dejando el legajo a un lado, un poco más olvidado, un poco más aislado. Ya no causó tanto impacto, ni fue tan revolucionario, especialmente porque su autor había crecido, y había cambiado de hogar y de vida. Corría el año 1991, quizá uno de los mejores de toda mi vida, aunque estaba teniendo lugar la guerra de Irak. Aquellos estudiantes que éramos, fueron dejando de serlo, y comenzaron a marcharse, cada uno por su lado, y mi legajo se transformó en un recuerdo; siguió siendo leído, pero en ocasiones más espaciadas. La última vez que ocurrió, ha sido apenas hace unos años de hoy atrás, por la esposa de un amigo. Jamás ha vuelto a ser abierto por otras manos distintas de las mías.

            Ahora, después de tanto tiempo, y de que tantos y tantos ojos fueran testigos de su existencia, vuelve a resurgir "La Leyenda del Capitán" de nuevo, convertida en una novela cultivada, estudiada, auspiciada por una profunda investigación histórica, cuya pluma aboga por pulir un proyecto que brilló con luz propia en una dorada época, que ayuda a renacer hermosos recuerdos; siempre me pregunté qué éxito hubiese tenido de nacer la obra, tal como es hoy, aquel lejano año 87.

Portada publicación 2015
 
            Sofocada levemente su original fantasía, y con algunos pequeños cambios impuestos por el trabajo profesional, la novela histórica nace respetando la estructura original primaria, los personajes y la trama, para ofrecer a los lectores una obra que el destino ha deseado mantener viva hasta hoy, con su fuerza y su imagen, para que continúe cautivando con el embrujo del misterio, la aventura y el romanticismo, a todas las mentes del planeta, a todos los amantes de este género, y si lo desean, para que también lloren con su relato, como aquella dulce estudiantina.

            Espero que mis letras cumplan fielmente con su misión, como ya lo hicieron hace tantos años. Para eso fueron creadas. Gracias.
 

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