sábado, 26 de septiembre de 2015

LA LEYENDA DEL CAPITÁN: el marco histórico.



          Hace muchos años, escribí el legajo de esta novela, que fue creada como un trabajo para el instituto, y parece que alcanzó bastante éxito. Nunca pensé que tendría tan buena acogida, y con los años, animado por amigos y conocidos que deseaban que la escribiera como una novela histórica, nació LA LEYENDA DEL CAPITÁN. La estructura de la obra se desarrolla en dos espacios temporales, a finales del siglo XVII y en la época actual, y es una hibridación de novela histórica y policial, que hace avanzar la trama en dos líneas paralelas que han de encontrarse al final de la historia.

          Cuando hablamos del siglo  XVII, hablamos de un momento de nuestra historia difícil, de un período convulsivo, lleno de decadencia y de miserias, y a pesar de que se le viene llamando el Siglo de Oro, fue quizá ese oro traído de sus colonias americanas, quien lo hizo coyunturar de una manera contundente, empujando al mayor imperio conocido del mundo a seguir una política errónea que lo colocaría en una situación comprometida frente al mundo.

          Prueba del cambio de papel que representó España en aquel espacio histórico supone la pérdida del protagonismo que llevó a cabo en el desempeño de la creación cartográfica, y la ralentización en sus exploraciones, que a finales de ese siglo XVII se ven mermadas por la participación de otros países europeos que tomarán el testigo de las conquistas en el Nuevo Mundo, desafiando a nuestro país tanto en el continente, como en el Pacífico, obligando a que España deba proteger sus ciudades coloniales con un celo poco conocido hasta entonces. Toda la ciencia en la que España destacaba comienza a empobrecerse, de manera que han de ser extranjeros los que tomen las riendas de los conocimientos de navegación, poliorcética y construcción naval.

          En la península las intrigas llevadas a cabo por la reina Mariana, debido a la falta de un heredero a la corona que Carlos II no le a dar, provoca serios problemas que en el futuro cambiarían el mapa de Europa. Enfrentada a nobles y a reyes, la reina madre Mariana urdió todo tipo de tramas en favor de la descendencia de su hijo enfermizo, que no consiguió perpetuar su dinastía, y esto anima al resto de las naciones a intentar sustituir a España tanto en el trono hispano como en América. Los enfrentamientos con sus ministros, y con la esposa de su hijo, Ana de Neoburgo, con quien protagonizaba auténticas peleas, por la dirección de la política, no le favorecieron en su papel de consejera del rey, lo que acabó provocando serias consecuencias hacia su persona, a pesar de que Mariana de Austria era una gran política.

          Francia, que más adelante será aliada de España, se alza en este momento como el peor enemigo de la corona, especialmente por las ansias de expansión de Luis XIV, cuya ambición por el poder es ilimitada, y mueve a sus mejores políticos en aras de desafiar al resto de las naciones en el mar, desatando la guerra prácticamente en todos los frentes, lo cual le saldrá muy caro a España, una vez que deba decantarse por una unión dinástica.

          Poco a poco sus piratas y sus almirantes van tomando posesión de islas y rincones en el Caribe que España ha ido dejando de lado para centrarse en mantener sus indefensas fortalezas, y la enorme decadencia política, económica y militar que sufre, tendrá que ver cómo Francia, Inglaterra y Holanda se comienzan a asentar en muchas islas, creando la base de una expansión colonial que ayudará a potenciar sus comercios y a nacer las futuras naciones del nuevo continente. Inglaterra buscará afanosamente conseguir un asiento para el comercio de esclavos en América mientras Holanda persigue las especias, y Francia trata de levantar fortalezas en las Antillas, lo cual logrará por ejemplo en La Española, que compartía con España.

          En este tablero tan complicado, pensemos cuántos personajes desconocidos que actuaban en la sombra, dejaron sus huellas actuando para gobernantes mientras manejaban los hilos de traiciones cometidas para el mejor postor, muchos de ellos capitanes de capa y espada, que llenaban sus bolsas al albor de los intereses de la corte,
consolidando historias y leyendas muchas veces no demostradas, pero que estaban allí, ocultas entre bastidores. En Andalucía, la caída del duque de Medinaceli como ministro del rey, en un desfile de fracasos políticos por el que pasaron otros nombramientos, demuestra que el problema al que se enfrenta España es grave. Tiene que hacer frente a un imperio que no puede mantener, porque le resulta demasiado grande y demasiado costoso, y además no tendrá rey para ocupar el trono, lo cual le llevará finalmente a la guerra, arrastrado por las ansias de poder de Francia.


          En sus capítulos aparecen piratas como William Dampier, que exploró Australia y escribió una de las mejores crónicas sobre la piratería del siglo XVII, y otros que se aliaron con él como Bartolomew Roberts, Charles Swan, JohnTaylor o Lionel Waffer, médico de a bordo, todos ellos nombrados en la obra de Alexander Exquemelín, la obra más conocida sobre el género. Ha sido relevante recibir la obra original que posee la Biblioteca Nacional de París, para trabajar con estos datos, y que fue la base para la obra de Defoe, Robinson Crusoe. Todos ellos darán el salto al Pacífico para atacar las ciudades de sudamérica, logrando importantes botines, pero también abriendo los ojos al mundo sobre la indefensión que tenía España en América, y las posibilidades que el comercio mundial ofrecía a las potencias nacientes.

 

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