jueves, 11 de octubre de 2012

LA AVENTURA DE NAVALUENGA.- CAP. 3

Al dia siguiente, comenzamos a bajar al río a darnos baños con las chicas.....(me ahorro los pensamientos masculinos mirando a las chicas en bikini y los comentarios entre hombres), aparte de aguadillas, peleas, desafios, juegos, etc, haciamos planes para por la noche y exploraciones del terreno por el día, en un tiempo en que el caudal venía en verano bastante bueno porque entonces llovía en invierno, a diferencia de lo que ocurre ahora, lo cual significa que el valle estaba amueblado de vegetación, lleno de estupendos fresnos, chopos, robles, acacias y gigantescos negrillos, que proporcionaban unas sombras de vicio, además de terrenos adornados de hermosas alfombras de hierba fresca y verde, en un entorno de ensueño dentro de uno de los parajes más acogedores de la geografía provincial de Ávila.

Aquella siguiente noche, la segunda de ellas, después de prepararnos y salir, nos encontramos con una amiga mía que nos contó que trabajaba en un pub de fiesta, Inmaculada, fuimos a verla y tenía a su vez una compañera de trabajo bien guapa que lo primero que la dijo a mi amiga cuando ésta y yo nos saludamos con un beso en la mejilla fue....."pero hombre, pégale un morreo por lo menos...." y comenzó a reír, mientras nos mirábamos todos alucinados....Mi amiga nos dió invitaciones para la apertura de la discoteca al aire libre de verano, que se inauguraba esa noche y la entrada era gratis, pero la consumición no, claro está (hasta ahí podía llegar),  pero andábamos algo cortos de dólares, menos mal que nuestra invitación sí incluía la bebida.....gracias a mi amiga la bebida se estiró algo y llegamos a casa a las 3 de la mañana cantando por las calles el "Cara al sol, con la camisa nueva, que tu bordaste en rojo ayer...",  a voces, despertando a los vecinos que no podían creer que unos chavales con nuestra edad conocieran aquella canción...., y mucho menos que la cantasen por la calle en plan de chunga.

Esa noche, como teníamos más hambre que los republicanos en la guerra civil, al pasar por una huerta, descubrimos un campo de ciruelos, y ni cortos ni perezosos nos metimos allá para hacer la cosecha....¡estaban de vicio!, pero fuimos descubiertos desde una ventana y nos tocó salir corriendo, saltando un muro de piedra en el que alguno estrenó el suelo, mientras nos llamaban de todo.....nos reíamos tanto que no podíamos correr de la risa, nos dolían las mandíbulas de tanto descojonarnos....pero las ciruelas sirvieron de cena rápida a la luz de la luna, pues de otro modo nos hubiésemos tenido que conformar con algo de pan y agua....

Cuando al fin llegamos al piso, estábamos tan soplaos y tan cansados que estuvimos durmiendo como osos en invierno; en aquel momento no sabíamos que las chicas ya habían decidido a quién elegían para ligar.....(yo seguía sin estar en el reparto), pero esto nosotros no lo sabíamos en aquellos momentos, pues en realidad, las relaciones de amistad ya se llevaban fraguando tiempo atrás en el instituto, y como yo había estudiado en otro diferente del de mi hermano y mis amigos, mis lazos con las chicas solamente consistían en una amistad nueva recién construida, y nada más....(Continuará).





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