martes, 2 de octubre de 2012

LA AVENTURA DE NAVALUENGA.- CAP. 2

La aventura que iniciamos en tan paradisíaco lugar, estaba programada para durar una semana, más o menos. He de confesar que Navaluenga nos acogió como a hijos propios, lo cual nos hizo sentirnos muy compenetrados con el entorno, un hermoso rincón ambientado por un río caudaloso, alimentado por arroyos diseminados por toda su sierra y arropado por una temperatura calurosa durante el día y agradable durante la noche, cuya guinda quizá resida en sus miles de veraneantes que amueblan sus ya de por sí atrayentes calles y comercios, todo lo cual convertía la pequeña urbe en un lugar tremendamente acogedor. 

Foto aérea de Navaluenga

Cuando llegamos al piso, situado si mi memoria no me traiciona, en la planta alta de un edificio de la parte este del pueblecito, siempre tuve la sensación de que la madre de nuestra amiga y dueña del inmueble, nada más vernos a todos, se arrepintió casi de inmediato de su generosa solidaridad, pero se mostró sumamente amable, dispensándonos las mayores atenciones. Por aquel entonces todos los integrantes del grupo teníamos la costumbre (en ocasiones la seguimos teniendo), de usar ropa militar como uso común, porque era cómoda, adaptada al terreno de aquellos parajes, apropiada para un puñado de aventureros a los que cualquier cosa venía bien, por lo que parecíamos una colección de mercenarios a sueldo, alguno sin afeitar y oliendo a tigre por el viaje y el calor, y éste es el aspecto con el que aparecimos ante la encantadora madre de nuestra hermosa amiga.

Nos cambiábamos la ropa unos con otros, sin pararnos mucho a pensar en la elegancia de nuestra indumentaria de andar por casa,  y sinceramente....dábamos grima.....pero el auténtico problema, no dilucidado hasta que estábamos allí,  fue que habíamos calculado mal el dinero que necesitaríamos en la semana prevista para sobrevivir, con lo que apenas llevábamos unas monedas con un par de billetes pequeños por cabeza, y al día siguiente no teníamos un céntimo, sin embargo, hicimos realidad el empeño de la película "55 días en Pekín" aguantando 6 días con sus noches....¿que cómo lo hicimos?, no os lo perdáis.....

El primer día decidimos en consejo de guerra (nunca mejor dicho), y por seguridad, meter en el cajón de una cómoda el dinero del coche de línea para la vuelta, por si las cosas se ponían jodidas, tener el billete de regreso asegurado, luego exploramos el piso repartiéndonos las habitaciones, antes de estudiar un programa de turismo, para continuar con una rápida incursión a la tienda de comestibles que nuestra exquisita anfitriona (más bien sus papis), tenía en el pueblo, y que regentaba la hermana mayor....un pedazo de rubia de miel y melaza que al cronista se le alojó en el corazón....

La primera noche en que nos habíamos reunido ya con las chicas en el pueblo, como es de caballeros, les invitamos a tomar algo en un pub cercano a la plaza; entre las acompañantes femeninas iban la hija de la dueña del piso (la más guapa y coqueta), su prima y su amiga, las cuales aprovecharon que les invitábamos para columpiarse tomando sus caprichos sin cortarse un pelo, y no sabíamos que nos iban a meter un sablazo que nos sometería a hambre y miseria el resto de la aventura.....por lo que esa primera noche comenzaron nuestros problemas económicos....aunque esto no se lo dijimos a las chicas...., claro que ellas no nos dijeron que se nos estaban repartiendo para ligarnos (yo no estaba en el reparto)......sin embargo, los elegidos no se daban cuenta, y algunos chicos del pueblo comenzaron a tener recelo con nosotros, porque pensaban que habíamos salido de la serie de televisión El Equipo A...., y que nuestra intención auténtica consistía en tomar por asalto el pueblo comiéndonos todo lo que fuera comible o no...                                                     
                         
A las 2 de la madrugada de aquel primer día, un poco soplaos por las copas, un poco emocionados por la aventura, un poco cansados por trasnochar, un poco cautivados por el ambiente y un mucho descolocados por los números, nos sorprendimos en consejo de urgencia decidiendo cómo coños nos lo íbamos a montar para poder comer los siguientes días, haciendo planes y contando una mitad del dinero que quedaba, que no llegaría al tercer día ni estirándolo con cuerdas, pero empezamos a echarle imaginación...., los vapores etílicos fueron el estimulante que le quitaba drama a los detalles, de modo que nos lo tomamos con buena filosofía....esa noche junto a la mañana siguiente escuchamos a algunos paisanos de dentro y de fuera del lugar,  hablar sobre nuestra vecina de abajo, una viejecita invisible que tenía fama de reservada, tacaña e insociable, además de borracha (en nuestro estado no podíamos criticarla), pero de momento no llegamos a establecer un primer contacto visual para calibrar el alcance del enemigo;  conocímos a algunos chavales del pueblo, había de todo, entre ellos un muchacho "bien", creo que de Madrid, que pretendía a la dulce hija de la dueña del piso, nuestra anfitriona, sin saber que ella tenía puestos los ojos en uno de nuestros "invasores"....(Continuará).

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