viernes, 12 de noviembre de 2010

POESIA Y POEMAS

Hace muchos milenios que los hombres existen sobre la Tierra. Hace mucho tiempo que los hombres comenzaron a comunicarse entre ellos, expresando ideas, deseos, necesidades y ambiciones, muchas veces alentados por su propia naturaleza, otras, animados por circunstancias especiales.

Antes de poder comunicarse con el resto de los mortales, los hombres necesitaron tener una idea de su propia identidad, de su propia existencia, de sus propias capacidades y hasta que no lo lograron, no pudieron crear un código suficiente eficaz para llegar a la mente de los otros seres humanos.

La primera vez que se observaron unos a otros, aquellos primeros seres humanos, o medio humanos, comenzaron a experimentar sensaciones determinadas, unas cuando miraban a los otros hombres, y otras distintas cuando miraban a las mujeres, también experimentaron otras más cuando miraban la naturaleza, los animales, etc, y necesitaron expresar esas sensaciones.

Al principio expresaron ideas sencillas, como la necesidad de comer, vestirse o protegerse de sus enemigos, más tarde, una vez que habían comenzado a dar forma a otro tipo de sensaciones y de sentimientos, comenzaron a establecer distintos tipos de expresiones en virtud de la forma en que veían el mundo que les rodeaba. Y nació el arte.

Pero ese arte no nacía del entorno, sino de ellos mismos. Los primeros seres humanos descubrieron pronto que su propia naturaleza era la creadora innata de lo que iban a representar, de la visión que tenían de todo aquello que sentían, bueno y malo, y lo plasmaron primero en pinturas o dibujos, después en símbolos cuneiformes, más tarde en letras, hasta que fueron capaces de exteriorizarlo de una manera cada vez más sofisticada, y hacer que el mundo les comprendiese, que el mundo viese con los mismos ojos, con los que ellos veían aquello que sentían, las mismas cosas y sentimientos, y llegasen a experimentar lo mismo.

Y es bien sabido que los hombres, desde aquel primer momento, desearon expresar conceptos de vida, de amor y de guerra. Y estos conceptos han llegado hasta nosotros, mostrando aquellas visiones y entendimientos especiales, para enseñarnos otra imagen distinta de nuestro propio origen, y de nuestro propio pasado, a través de los tiempos.

Los autores de todos aquellos sentimientos lo llamaron poesía, y el proceso por el cual estas letras fueron evolucionando está un poco en relación con todo lo que significan las personas en su concepto más complejo, que es lo que sienten, porque la poesía se siente, no se escribe, y ésta es lo más profundo que los seres humanos pueden llegar a experimentar frente al mundo y frente al resto de sus semejantes.

Para poder explicarlo, entonces, crearon los poemas. Esta expresión artística es capaz de dibujar con letras, de un modo especial, todo aquello que no llegan a plasmar las prosas del modo más amplio. Su especial característica les dota de una personalidad diferente frente al resto de expresiones del arte, de modo que está más cerca de la música y de las canciones que de la escritura propiamente dicha.

A lo largo de siglos enteros, solamente los poemas han explicado la historia y la vida de todas las generaciones, y de lo que éstas han visto o conocido, y para ello los juglares y los trovadores, llevaban esos poemas hasta el último rincón de su mundo conocido, para compartir lo que escuchaban, sentían o incluso a veces, inventaban. Atravesando reinos y civilizaciones, los poemas contaron lo que ningún libro de historia trasmitió jamás, o lo que ningún manuscrito pudo ser capaz de revelar en ninguna época. A veces complicados y enrevesados, metafóricamente casi secretos, otras sencillos y claros, comunes a cualquier persona mundanal, podían cantar el amor universal por una doncella, la tradición más antigua de una comunidad o una cruel batalla sangrienta, no vista ni observada nunca por nadie, y en ellos, pueden residir los secretos de lo que experimentaron sus autores en aquel momento, o lo que escucharon de otros a lo largo del tiempo.

La lírica de su arte les hace únicos en su género, y pueden llegar a tener tanta fuerza, que ofrecen en unas pocas líneas, lo que jamás podría mostrar un libro completo o una colección completa sobre hazañas, dado que sus estructuras son especiales, su musicalidad única y la magia de su contenido incomparable.

Entre los poemas más famosos que existen, están los poemas de Homero, una saga impresionante sobre un período y un momento de la Edad del Bronce, que no ha sido escrito de ningún otro modo, y gracias a ellos, nuestro gran arqueólogo Heinrich Schliemann, siguiendo fielmente los versos del legajo, desveló el misterio de la ciudad de Troya, considerada un simple mito inventado. Adornado con los tapices propios de la poesía, y engrandecido con las emociones propias de los poetas, el fiel Homero nos narra en su poema una escena sumamente importante para los historiadores y la arqueología de todos los tiempos, ya que, en su contenido, describe batallas, armas, barcos, cultos religiosos, sentimientos y duelos, iras, venganzas, lágrimas, todo ello envuelto en una epopeya magnífica que los hace únicos.

También nos fué legado otra obra maestra de estilo épico, o poema caballeresco,  el Poema de Mio Cid, que revela a medias una leyenda universal que nos hace pensar, y nos obliga a imaginar escenas históricas con estupor, y a preguntarnos si realmente ocurrió lo que los versos cuentan, y de la manera que lo cuentan. La copia más antigua y original, aún se conserva, por lo cual podemos inclinarnos a opinar que no pudo estar muy manipulado, dado que no había pasado, en términos históricos, tanto tiempo para que se modificasen las ideas y sucesos que trasmite. Estamos hablando de un poema épico, versos mediavales sobre aventuras guerreras, sugestivas y seductoras, porque invitan a observar pasajes que, de otro modo, nunca llegaríamos a conocer.

Del mismo modo, la poesía provenzal, representativa de la Alta Edad Media francesa del sur, de la Provenza y de la región del Languedoc, expresa una época esplendorosa y azotada por multitud de ideas mezcladas de fervor religioso, ansias de poder y de conquista o romances amorosos elevados al infinito por escritores, la mayoria desconocidos, pues lamentablemente, en este período, estamos hablando de la frontera de la Edad de las Tinieblas con el comienzo del medioevo, apenas dejado el siglo X, del que nos ha llegado, casi como algo exclusivo, la Crónica Anglosajona,  el Beato de Liébana, del s. VIII, y algunos manuscritos antiguos hallados en España, Francia, Inglaterra o el norte de Europa, que ofrecen frecuentemente dudas sobre su autenticidad y su propósito.

Sin embargo, no es sencillo tratar de imitar el estilo de aquellos poetas antiguos, brillante y expresivo, y mucho menos trasmitirlo del mismo modo al resto de las personas, pues el nexo entre sentimiento y materia, ha de estar profundamente dirigido por una capacidad extraordinaria que ofrece como resultado un tipo de versos distintos, excepcionales, sin comparación de ninguna clase.

Quizá por ello, muchos de aquellos trovadores del pasado, llegaron a ganarse la vida cantando sus poemas de reino en reino, debido, entre otras cosas, a la sutileza de sus letras, y al placer que produce tanto leerlas como escucharlas.

Elevan hasta lo más alto los conceptos de la vida, utilizados para declarar el amor más exquisito y ardiente por una persona, para idolatrar la belleza, demostrar el patriotismo o dar rienda suelta al odio, sentimientos tan propios de los seres humanos, sirven para enamorar damiselas, retar a los caballeros o criticar a los reyes y gobernantes, además de como fuente de información de las crónicas de todos los tiempos. Pero como nacen de lo más profundo del corazón humano, nos demuestran que lo que nos dicen es real y auténtico, que no están vestidos de segundas intenciones, porque, de ser así, no sería posible escribirlos, tal y como son. Y hasta hoy, siguen siendo escritos y trasmitidos al mundo, en ocasiones, con la misma fuerza, espíritu y grandeza, con la que aquellos señores del ayer nos la trasmitieron en su glorioso pasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario