El día 17 de septiembre, se abría
en Ávila, como todos los años, el ciclo cultural "El Episcopio
Presenta", promovido por el ayuntamiento de nuestra capital, y éste año he
tenido el honor de poder abrirlo yo con el evento de la presentación de mi
novela "La Leyenda del Capitán".
El acto se desarrolló más o menos
con éste cartel:
-Presentación de la concejala de
cultura
-Ponencia
-Preguntas
-Firma de ejemplares
Desde este artículo quiero dar
las gracias al Ayuntamiento de Ávila, y en especial a Sonsoles, nuestra concejala
de cultura, por haberme concedido la oportunidad de presentar mi novela
histórica en Ávila. También, aunque no estuviesen presentes en el acto, quiero
agradecer a Mercedes García Pazos, directora de patrimonio del Puerto de Santa
María, así como a su equipo de investigación toda la ayuda que me han venido
prestando de manera desinteresada para hacer realidad este proyecto, y gracias
a todos los asistentes que me acompañaron esa noche con su amable presencia.
La Leyenda del Capitán es una
novela histórica ambientada a finales del siglo XVII, en la que aparecen
escenarios muy diversos de esta controvertida época. La idea de la obra nació
hace muchos años, concretamente en el año 1987, en las aulas del instituto Vasco
de la Zarza, de Ávila, para un trabajo de clase durante el curso que hacíamos
de literatura, pues tiene 38 páginas y 4 capítulos, y es el resultado de
convertir un pequeño legajo muy resumido, en una novela histórica. Después de
que las primeras páginas tuvieran una buena acogida entre la gente joven de
Ávila, el legajo alcanzó gran interés entre los estudiantes incluso
universitarios, de manera que después de circular principalmente en Ávila y Salamanca,
traspasó las fronteras llegando incluso a Francia y a Alemania, donde también
fue leído; después, tras permanecer algún tiempo en el olvido, animado por
montones de amigos y admiradores, nació la obra actual en forma de novela
histórica.
La obra se desarrolla en dos
espacios temporales diferentes, alternando el pasado histórico con la época
actual, en la que un puñado de estudiantes que están de vacaciones, serán la
clave para desvelar algo que ha permanecido enterrado a ojos del mundo durante
mucho tiempo, y tendrán que arriesgar sus propias vidas para sacar a la luz su
descubrimiento.
Esta novela ha supuesto un
importante reto de investigación a lo largo de mucho tiempo, ya que La Leyenda
del Capitán es el reflejo fiel de una época clave en la historia de España y de
América, un momento crucial para lo que era el imperio más grande de la Tierra,
dado que nuestro país en aquel momento, a diferencia del resto de las potencias
europeas, se hallaba en un claro retroceso de decadencia económica y política,
en favor de las nacientes potencias europeas, que comenzaban a expandirse en el
Nuevo Mundo, y fundar las colonias que harían nacer futuras naciones.
En ella, dentro de un marco
novelado, aparecen diversos personajes históricos, auténticos, mezclados con
otros de ficción, para dar vida a una trama histórica en la que aparecen intrigas
de la corte de Carlos II y su madre, Mariana de Austria, en la lucha por el
control de la Corona, frente al desafío del poder y la riqueza de la nobleza de
su tiempo. Su personaje principal, un capitán de origen vasco, se verá envuelto
en una azarosa aventura donde se mezclan los Cargadores a Indias andaluces, la
nobleza terrateniente, las tribus salvajes del Amazonas como los indios
Aracuna, que eran caníbales, y los piratas más famosos de la época.
A través de los ojos de su
protagonista, vamos a poder hacer un viaje por lo que en aquel momento era el
imperio español en todo su apogeo, dentro de un esplendor que estaba tocando a
su fin, visitando intrigantes escenarios ya desaparecidos o cuyos restos yacen
mudos guardando innumerables secretos del pasado. El Nuevo Mundo, que aún es
demasiado grande e inexplorado, se lleva las vidas de muchos aventureros que
suelen desaparecer en sus viajes para siempre, y que siglos más tarde,
rebelarán al mundo historias emocionantes y leyendas desconocidas que han
permanecido ocultas e ignoradas durante mucho tiempo.
Francia, la mayor potencia
marítima y militar en aquel momento, bajo el reinado de Luis XIV, se encuentra
en pleno apogeo de expansión y desafía al resto de los reinos con su flota de
guerra, amenazando con imponerse al mundo conocido. Enfrentados a la
competencia de Inglaterra y las Provincias Unidas, comienzan a expandirse por
el Caribe español, con la intención de ocupar diversos enclaves en las
Antillas, que les ayuden a desarrollar sus economías emergentes, al tiempo que
intentan lograr participar en el Asiento del comercio de esclavos africanos con
América. En este mundo que aún no ha terminado de tomar forma, las flotas de
Nueva España y Tierra Firme, desfilan como pavos reales hacia España con sus
grandes cargamentos de especias como el azúcar, índigo, la cochinilla, además
de oro, plata y joyas, despertando la envidia y la codicia de los filibusteros,
que pretenden lograr fortuna a costa de nuestro país, desafiando banderas,
leyes y gobernantes.
Hacia 1620 nació la Cofradía de
los Hermanos de la Costa, a la que llegan piratas de todas las nacionalidades y
rincones del mundo para tratar de hacer fortuna en las Antillas, unas veces
huyendo de sus delitos, y otras de la Iglesia; dado que según las ordenanzas de
1618 las naves comerciales han de navegar obligatoriamente en convoy, los
piratas no pueden tan fácilmente atacar los navíos de guerra de la guardia, por
lo que rompen con sus propias naciones y se convierten en franconavegantes
atrayéndose la persecución de sus propios países, a los que también atacan
impunemente. Ya ha quedado atrás el corsario romántico que lucha con
patriotismo, para dar paso a filibusteros que no respetan naciones, leyes ni
banderas de ninguna clase. A finales del siglo XVII, se llegan a convertir en
auténticas flotas organizadas que igualan el poder de la marina real en el mar,
y esperan para abordar los barcos, operando desde bases ubicadas en lugares
como Tortuga, Antigua, Barbados, Jamaica o la misma isla de La Española.
En la obra aparecen figuras como
el pirata William Dampier, que fue el segundo de Bartolomew Sharp, y que
levantó las primeras cartas de Australia, y algunos de sus contemporáneos como
Lionel Waffer, que servía como médico en las tripulaciones filibusteras, o
famosos capitanes como Charles Swan, Laurens De Graff, alias Lorencillo, o
Agramont, que atacó Cartagena de Indias. La obra reproduce en detalle tres
batallas navales desarrolladas contra los argelinos, los franceses o los
piratas de las Antillas, y recoge una rica relación de lugares geográficos, ya
desaparecidos o cambiados de nombre, además de muchas costumbres y curiosidades
de la época. Para los amantes de la historia, aunque se trata básicamente de
una obra de aventuras, al estilo de los clásicos que la mayoría hemos leído de
niños, supondrá una buena manera de sumergirse en una interesante época llena
de intrigas y de misterios, teniendo en cuenta que debido a que muchos
personajes morían llevándose sus secretos a la tumba consigo, permanecían ocultos
durante siglos hasta que la arqueología los sacaba a la luz.
La geografía que aparece en la
obra es bastante extensa, pues aparecen escenarios en el Puerto de Santa María,
las aguas del Mediterráneo y del Atlántico, las islas Antillas y las selvas del
Amazonas, así como Tenerife, donde tiene lugar un capítulo crucial, incluyendo
escenas de la Guerra de Sucesión española, con la toma de Cádiz en 1702. Mucha
aventura, romanticismo y suspense a lo largo de un paseo por uno de los
períodos más importantes de nuestra Historia.
Pero esta obra además de ser una
novela histórica, constituye también en cierto modo un pequeño himno a nuestros
antepasados, a sus costumbres, a su modo de vida, a lo que fueron y lo que nos
legaron a través de siglos. Cádiz y en especial el Puerto de Santa María, se
alzaron en aquel momento histórico como el mayor centro de comercio, producción
y conocimientos científicos y geográficos de su época, dado que contaba con una
escuela de pilotos, una escuela de cartografía y la Casa de Contratación, a
donde fue trasladada desde Sevilla, allí llevaban todos los navegantes los
nuevos descubrimientos que hacían a través de los mares, y donde confluían la
enorme riqueza de nobles y cargadores a Indias, con la pobreza y miseria de las
clases más humildes, dando una imagen que hacía destacar la gran diferencia
social que España ha ido arrastrando hasta nuestros días, y que quizá forme
parte de la mentalidad de nuestro pueblo.
La obra tiene un lenguaje fluido,
con muchos detalles sobre navegación, geografía, astronomía, armas y uniformes,
que trata de sumergir al lector en sus escenarios de un modo pretendido,
intentando que tenga la sensación de participar en ellos. La intriga que forma
parte de sus capítulos está dosificada de manera que se pueda disfrutar con el
avance de la trama, que estoy seguro no permitirá a nadie aburrirse con su
relato, pues en él aparecen tanto escenas románticas como batallas navales y
suspense.
Desde este blog espero haber
cumplido bien con el proyecto que hizo nacer a la obra y que a todos mis
lectores les guste la novela.
La presentación acabó con la
consabida firma de ejemplares, donde tuve el placer de encontrarme con
familiares, amigos, compañeros y conocidos de Ávila y de fuera de ella, de mi
entorno y de las redes sociales, aunque a muchos de ellos les he conocido
personalmente en el acto, como los integrantes del grupo Somos de Ávila,
dejándome un hermoso recuerdo de la velada. Desde estas letras les envío un fuerte abrazo.
A todos, les doy las gracias por
estar ahí.
Fernando García de Frutos.
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