El capitán Levasseur amarra a la nave
portuguesa, cuyas armas son inferiores a las ofensivas del barco pirata Cassandra. Olivier Levasseur toma el
mando del Nuestra Señora del Cabo, se
dirige a tierra llevando prisionero al virrey de la India, conde de Ericeira,
en unión de otros hombres, y exige un importante rescate por su persona en
millares de dólares. El gobernador de la isla de Bourbón, Mister
Desforges-Boucher, asesorado por un antiguo pirata, Congdom, que sabe en qué
consiste el asunto, prepara una pequeña suma para recuperar la vida del virrey,
pero la cantidad no satisface a Olivier, que piensa que se trata de una burla.
Ante la negativa a entregar suficiente rescate, Levasseur se hace con el tesoro
del navío portugués, en el que figuran más de 10 kg. de diamantes, abandonados
por el virrey y su tripulación. Levasseur, nuevo capitán del Nuestra Señora del
Cabo, distribuye a sus hombres por el barco, y bautiza ésta nave con un nuevo
nombre, El Victorioso. Después de tomar cabo Blanco, navegan hacia la bahía de
Saint Paul donde abordan el navío Ciudad
de Ostende. Toman el curso de Delagoa Bay (hoy Maputo), donde toman la
fortaleza secuestrando al hidrógrafo holandés Jacob Bucquoy, antes de dirigirse
hacia Mozambique y Madagascar, para realizar nuevos ataques, ambos capitanes
por su cuenta, antes de separarse.
La Buzze lleva su nuevo barco mar
adentro. John Taylor navega en el Cassandra,
hacia el puerto de Saint Paul, al que se une el anterior cuatro días más tarde
tras pasar el barranco de Ay. Juntos los dos piratas, con el Cassandra y el Victorius, toman la ciudad de Ostende al caer la tarde, tomándola y
saqueándola, antes de dirigirse hacia la isla de Nosy Bohara, en Santa María de
Madagascar, donde reparten el botín.
Al año siguiente, el capitán pirata
Duguay-Trouin y el comodoro inglés Matthews, protagonizan un capítulo de
batallas en aquellas aguas. Levasseur y Taylor eran sospechosos de piratería,
por lo cual deciden poner millas de por medio para evitar ser capturados.
Taylor se dirige a las Indias Occidentales, pero Olivier se refugia en la isla
de Santa María, en la costa de Madagascar, donde el Victorius halla una relativa seguridad para ocultarse. En diciembre
de 1721, Olivier y Taylor toman y queman la nave Duquesa de Noailles, un barco de suministro de las islas
Mascareñas, en la que viajan esclavos. El gobernador siente una gran ira.
Después de este ataque, Levasseur y sus hombres, se retiran a la bahía de
Antongil, en la costa este de Madagascar, cerca de la isla de Santa María,
debido a que en la zona está operando Duguay-Trouin, un capitán pirata de mayor
talla que él, cuya bandera ondea en la zona del Cabo de Buena Esperanza, y que,
convertido ahora en comandante de la marina Francesa y cazador de piratas al
servicio de Luis XIV, supone un peligro. Taylor sin embargo, decide marcharse a
Portobello, en Panamá, donde ha escuchado que le espera una amnistía de perdón.
No todos los piratas están de acuerdo con la decisión, por lo que muchos de
ellos prefieren continuar las depredaciones, aprovechando un período de calma.
El 25 de enero de 1724, otro pirata, John Clayton informa de los movimientos de
Levasseur, solicitando clemencia al gobernador Desforges-Boucher, con la excusa
de que la piratería ha caído en desgracia y ya no se practica.
El 23 de septiembre de 1724, la junta de
gobierno de la isla de Bourbón, reitera la amnistía de perdón a los piratas,
pero La Buzze sospecha que se trata de una trampa para cazarlos, y él junto a
sus hombres se refugian en el interior de la isla. Olivier trató de reponer los
vasos sagrados robados, pero se negó a entregar el botín del Nuestra Señora del Cabo, para obtener la
clemencia de la Carta de perdón, por lo que deciden esconder el tesoro en una
zona desconocida, para la que se han sugerido varios enclaves, Isla de Francia
(Mauricio), la isla de siete hermanas (Seychelles), Ibrahim Nosy o Nosy Bohara
(Santa María), las isla de Mahé y la isla de Bourbón (Reunión). Entre ellas
sabemos que Santa María era refugio de una gran cantidad de piratas, debido a su
posición estratégica en el camino de las Indias Orientales y los vientos
favorables que benefician sus rutas. Existe gran posibilidad de que el tesoro
de La Buzze fuera enterrado en las cercanías de la bahía de Antongil, ya que
sabemos que el pirata vivió en ésta isla.
El 31 de diciembre de 1727, la Compañía
de las Indias Orientales ordena en carta remitida al Consejo de Bourbón que se
nieguen a dar hospitalidad en la isla a todo pirata que intente atracar en sus
costas. Cuando finalmente La Buzze fuera capturado, el gobernador en aquel
momento, Dumas, que había sido un antiguo pirata, lo interrogó sobre el
paradero de su tesoro, negociando la libertad de Olivier a cambio de esta
información, pero Levasseur se negó a darle tales datos. Ante su silencio sería
arrojado a las mazmorras en la isla de Saint Denis, con el secreto en su mente.
En la mencionada isla existe una curiosa
quebrada donde hacia 1671 hubo una revuelta de esclavos que pretendían acabar
con el gobernador de la isla, La Hure, y que acabó en una masacre, ya que éste,
haciendo campaña para perseguirles y detenerles, les tendió una emboscada, y
una vez cazados los rebeldes, fueron arrojados al fondo del barranco, que ganó
el nombre “Ay de la barranca”, o simplemente Ay. Cuando Levasseur pasó por el
puente que cruza este barranco, tras cruzar los montes de la quebrada camino
del cadalso, se cuenta que Olivier, mirando con nostalgia el lugar comentó a
sus guardianes… “con lo que he escondido
aquí, podría comprar la isla”.
En el año 1729, La Buzze había ejercido
como piloto naval en la bahía de Antongil, en el lado oriental de Madagascar,
para lo cual ofreció en una ocasión sus servicios a la Compañía de las Indias
Orientales, a fin de entrar el navío Medusa
en el puerto. El pirata pensó que en la nave se habían olvidado de él, gracias
al indulto ofrecido a favor de los filibusteros del Mar de la India, sin
embargo, el capitán Hermitte, comandante de la Medusa, reconoció a Levasseur, debido a que éste había
protagonizado repetidos ataques contra las naves de la Compañía, lo detuvo bajo
las órdenes del gobernador Dumas. Y aquel fracaso había llegado por fin, se
había hecho realidad. Nada ni nadie lo salvaría de su destino en aquel trance.
Seis años antes, Levasseur había sido perdonado por el gobernador de la isla
Reunión, pero el pirata había decidido permanecer en la isla y continuar con
sus contiendas.
Un lejano día, las fragatas de la armada
lo cercaron y lo derrotaron cerca de la isla de Madagascar, cogiéndole
prisionero, y llevándolo engrilletado a Reunión, donde ahora iba a dar cuenta
de sus actos. En las mazmorras fue interrogado durante cuatro días con sus
noches, donde se intentó averiguar el lugar donde estaba enterrado su tesoro,
pero Levasseur sabía que no sobreviviría a su destino y se negó a confesar esa
información tan valiosa. En el palacio del corregidor, La Buzze se enfrenta a
un juicio, donde se estudia la petición del Fiscal General y la condena del rey
de Francia contra él, acusado de piratería y asesinato, figurando sus declaraciones
con fecha 26 de marzo y 19 de mayo, que se compararon con la declaración del
capitán Hermitte, capitán de la Medusa,
donde dirigió una carta al Sr. Desforges, con fecha 25 de marzo de 1724,
firmada y rubricada por éste.
El Consejo Superior de Justicia emitió una carta el 23 de septiembre de 1724, ordenando se estudie la amnistía propuesta para el señor Levasseur, cuyo examen real no se haría hasta la fecha que oscila entre el 15 y el 20 de mayo de 1730, y cuyo resultado fue el siguiente: Primero, el rey de Francia ordena que se prepare el juicio penal contra el pirata y que se haga público; Segundo, el Procurador General del rey, somete el examen a la Cámara General del Consejo, manifestando que están muy afectados por los delitos cometidos por Levasseur, la toma y destrucción de sus barcos, así como los de la Compañía de las Indias Orientales, y ordena al condenado a mostrarse en la puerta de la iglesia de esta parroquia, con la camisa quitada, y confesar en voz alta ante la muchedumbre sus delitos, arrepintiéndose de ellos, con una antorcha en una mano y un libro sagrado en la otra, pidiendo perdón ante ellos, a Dios, al rey y a la justicia. Esto se llevaría a cabo en un lugar público de la isla, antes de subir a un patíbulo construido para tal fin, y ser ahorcado por el cuello hasta su muerte. El cadáver estaría, según la costumbre, colgado durante 24 horas, y después sería expuesto en la orilla del mar, para escarmiento y lección de todos los piratas. El documento de condena a muerte fue firmado por Chassin, G. Dumas de Lanux y Villarmoy.
Cuando subió las escaleras al cadalso, en
la localidad de Saint Paul, isla de Reunión, eran las 17.00 horas del fatídico
día 7 de julio de 1730, sin embargo, la leyenda dice que en sus ropajes llevaba
oculto un mapa criptográfico (a pesar de que se supone que habría sido bien
cacheado al entrar en prisión), y que al subir al patíbulo, lo arrojó a la
muchedumbre que lo contemplaba… ¡Aquí está mi tesoro, el que pueda que lo
encuentre!... A partir de este momento, nace la leyenda… ¿quién recogió aquel
documento?, nadie lo sabe. Durante más de dos siglos, la investigación de
aventureros,
arqueólogos e historiadores, que dan por cierta la leyenda, han trabajado para intentar desvelar los datos que se conocen de su ubicación, la cual coincide en todas las interpretaciones, en la isla de Bourbón y la barranca de Ay, pero ésta es demasiado extensa y escabrosa. El manuscrito original, que ahora se conserva en la Biblioteca Nacional de París, fue hallado en la isla de Mahé, en el archipiélago de las Seychelles, o Siete Hermanas. Charles La Roncière realizó una traducción del documento, teniendo en cuenta que la mayoría de los piratas no dominaban la lengua criolla francesa, y usaban términos en un dialecto más bien propio, además de no usar mapas de gran calidad geográfica, por lo que se ha deducido que el pirata señaló sobre el terreno los detalles del lugar.
arqueólogos e historiadores, que dan por cierta la leyenda, han trabajado para intentar desvelar los datos que se conocen de su ubicación, la cual coincide en todas las interpretaciones, en la isla de Bourbón y la barranca de Ay, pero ésta es demasiado extensa y escabrosa. El manuscrito original, que ahora se conserva en la Biblioteca Nacional de París, fue hallado en la isla de Mahé, en el archipiélago de las Seychelles, o Siete Hermanas. Charles La Roncière realizó una traducción del documento, teniendo en cuenta que la mayoría de los piratas no dominaban la lengua criolla francesa, y usaban términos en un dialecto más bien propio, además de no usar mapas de gran calidad geográfica, por lo que se ha deducido que el pirata señaló sobre el terreno los detalles del lugar.
Más de 280 años después, el tesoro
que supuestamente aparecía en aquel misterioso documento, realizado
escrupulosamente en virtud de conocimientos astronómicos, pistas que se niegan
a ser interpretadas y señales que no se acaban de revelar, sigue sin aparecer,
continúa siendo todo un enigma histórico que no nos permite saber con certeza
si todo era un engaño, o si el tesoro existe y está enterrado realmente en
algún punto de la remota isla.
El tesoro se encuentra en la isla reunión dice el pergamino ,hay :diamantes,esmeraldas ,rubí,mapas,armas,estatuas de oro,copas de oro,seda,especies,marfil,coral,monedas de oro ,plata, oro,baculo de oro,libros.eso dice el pergamino,manuscrito.también da un punto cardinal de la isla y se encuentra en una
ResponderEliminarGrotte cueva.vendo la llave $