viernes, 1 de junio de 2012

MODELISMO NAVAL: Cajas de fruta, el modelismo naval de los pobres. Parte VII

MOTONES Y PIEZAS DE MANIOBRA.

        No vamos a entrar en muchos detalles sobre éstas piezas, ya que su exigencia y dificultad para construirlos puede decidir, en cierto modo, la inclinación del modelista a utilizar los materiales que estamos estudiando o dejarlos de lado. La experimentación es el mejor consejero para la experiencia.

        Como otras muchas piezas y creaciones, con nuestras cajas de fruta podemos también fabricar motones, poleas, guiacabos, guardacabos, vigotas, cuadernales, pastecas, etc, para vestir nuestro navío, y la calidad depende más de la clase de estas maderas que vamos a emplear, que deberán ser de las mejores que tengamos a mano, es decir, como ya hemos venido insistiendo, esa clase de listones color marroncillo algo oscuro, distintas de las más blancas que son las más blandas, y en éste caso, éstas últimas ofrecen demasiada debilidad para piezas que requieren mucha precisión y afinamiento en el trabajo, por lo que la calidad es fundamental.

        Las piezas de aparejo creadas con éstas maderas suelen ser demasiado claras, diluyendo la realidad de su existencia, pues el clima, el uso y el manejo las hacía mostrarse más bien oscuras en poco tiempo, con lo cual hemos de darles siempre tinte ligero, tampoco muy negro.

        Su construcción se debe llevar a cabo sacándolas de un listón previamente preparado, para lo cual debemos calcular la escuadría en la que se incluye el tamaño de la pieza, y se pueden hacer en serie con solo dividir con marcas sus longitudes a lo largo del listón. Ese listón nos ayudará a preparar la escala de la pieza antes de cortarla y terminar su redondeo y ovalado. No olvidar realizar antes del cortado los agujeros para los ojos, pues una vez cortados ofrece más dificultad, a menos que nuestro talento nos permita lo contrario.

        Con un solo listón se puede obtener una enorme cantidad de piezas en serie en poco tiempo, y si la calidad de la madera es buena, la pieza goza de una belleza extraordinaria, una vez que se la ha arreglado definitivamente.

        Aquí se pueden observar algunas de las piezas en uno de los pasos de su construcción, antes de ser pulidas y pintadas, después les podemos colocar sus herrajes y sus argollas si las llevan. Los más pequeños, especialmente para modelos de escala inferior a 1/60, pueden utilizar para su sujeción un hilo fabricado en Francia, y conocido como hilo de colmena, de color dorado, fuerte, que podemos encontrar formando una redecilla que protege las botellas de vino y champaña de gran calidad que existen en el mercado.

                                                                    
ESQUELETOS DE BOTES Y ESQUIFES.

        Del mismo modo que podemos armar cuadernas para un navío, con nuestras maderas de cajas de fruta podemos construir el esqueleto de un pequeño bote o lancha utilizando pequeños listones cortados y doblados de la manera que ya hemos aprendido, estableciendo la escala de sus piezas según los planos o la información del barco en cuestión.

        Podemos construir quillas, sobrequillas y cuadernas principalmente, que luego forramos también con tablas rebajadas, o forros finos, obteniendo las embarcaciones menores que llevan nuestros modelos para el acercamiento a tierra.


El doblado se ha de hacer con cuidado, ya que las finas estructuras que estas piezas deben poseer les hace más débiles que los tablones más gruesos, pudiendo quebrar si las prisas nos invaden, aunque se pueden doblar primero con tablones más gruesos, y luego rebajarlos convenientemente para obtener piezas más finas, evitando el riesgo de rotura.

5.- Conclusiones finales.

         Hasta aquí llega nuestro estudio sobre las maderas de cajas de fruta que hemos llevado a cabo a lo largo de éste trabajo.

        Hemos conocido los materiales, su origen, sus aplicaciones, fabricando piezas y partes de cada barco, teniendo en cuenta sus ventajas e inconvenientes, abriendo una puerta a una técnica diferente que acoge una enorme y dilatada capacidad de creación, para aquellos que opten por hacer todo el trabajo con sus propias manos, el cual está a su entero alcance sin ningún problema, simplemente siguiendo las páginas de esta obra.
        Hemos asistido, en más o en menos, a una serie de ideas que podemos aplicar a estos curiosos materiales para la creación de nuestros barcos, con mayor o menor calidad, aunque es el talento del modelista el que, en última instancia, saca el mejor partido a estas maderas de la misma forma que lo haría con otras maderas mejores, con metal, plástico, pinturas o herramientas.

        Las aplicaciones que se han propuesto aquí son solo una pequeña guía de lo que principalmente se puede esperar de estas maderas, sin embargo, probablemente muchos modelistas puedan descubrir otras aplicaciones o tareas no propuestas o no descritas en éstas páginas con los mismos materiales, dado que la imaginación y la habilidad son las mejores herramientas que el modelista va a utilizar en su taller.

         A lo largo de nuestra pequeña carrera como armadores, vamos a aprender a aplicar muchos trucos y técnicas que nos serán muy útiles, y que no tienen por qué coincidir estrechamente con los trabajos que hacían hace siglos los carpinteros de ribera, para llegar al mismo resultado. Nosotros vamos a imitar de alguna manera esos mismos trabajos para intentar obtener modelos que se asemejen a las naves que surcaron los mares en la realidad, y el autor de este trabajo no ha olvidado en ningún momento, gracias a ese pequeño esfuerzo, que siempre hay una manera de reflejar esa realidad en los barcos si encontramos el secreto a aplicar.

        En el afán por ampliar las técnicas, las oportunidades y el mundo del modelismo naval, este trabajo ha intentado destacar ese protagonismo que las cajas de fruta, que cada día se abandonan en mil rincones a nuestro alrededor, nos pueden proporcionar, realizando al mismo tiempo un reciclaje de materiales que reduzcan la inversión en nuestro modelo y aumenten las opciones de creación, mientras trabajamos imitando un arte ya perdido que renace en nuestras manos gracias a la labor y la inquietud de todos los modelistas navales que, despreciando la comodidad, aceptan el desafío de desarrollar laboriosas aficiones que atraen profundamente a profesionales y profanos, a iniciados y expertos, y la satisfacción de pensar que alguien, en algún lugar, ha logrado hacer realidad sus sueños gracias a este pequeño grano en el gran desierto de la ciencia, es la compensación por horas de proyectos, ensayos, ideas y pensamientos perdidos en el mundo de la Historia, la tradición y la artesanía.

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